¡¡¡ B I E N V E N I D @ S !!!


El objetivo de este blog es la orientación familiar en Habilidades Sociales, es decir, está dirigido a padres (preferiblemente de adolescentes)con el fin de informar sobre todo lo relacionado con dichas habilidades, así como de su importancia y de las estrategias necesarias para fomentarlas en el núcleo familiar.



2.- HH.SS.: LA ASERTIVIDAD

PRINCIPALES ESTILOS EN LA COMUNICACIÓN:
PASIVO, AGRESIVO Y ASERTIVO



        Se sabe que cada persona tiene su peculiar manera de reaccionar ante las situaciones, y lo hace de distinta forma dependiendo de las circunstancias.

        Las personas pueden comportarse de una manera pasiva, agresiva o asertiva dependiendo de la situación o de su manera de comportarse. Por supuesto que no siempre actúan de la misma manera, sino que emplean una u otra forma en diferentes ocasiones.

        Cuando aprendemos a identificar y comprender cada uno de estos distintos modos de reaccionar, podemos darnos cuenta de las consecuencias que obtenemos con ellos:

-      Las personas que se comportan de manera pasiva suelen ceder ante los deseos y propuestas de los demás, nunca consiguen hacer lo que desean, suelen dar preferencia a los derechos de los demás sobre los suyos. Aunque suelen ser muy queridas por lo “buenas personas” que son con los demás, a la larga se sienten frustradas, anuladas y manipuladas, lo que les causa graves problemas de autoestima.

-      Las personas que se comportan de manera agresiva, siempre consiguen lo que quieren aún a costa de molestar, ofender o herir a los demás. Siempre prevalecen sus necesidades y deseos sin considerar las de los demás, son poco queridas y suelen ser rechazadas, lo que también repercute en su autoestima.

-      Las personas que se comportan de manera asertiva, por el contrario, consiguen más a menudo lo que desean y, lo que quizás es más importante, respetan los derechos propios y los de los demás. Esto hace que se sientan más satisfechos consigo mismos y en la relación con los demás.


        La idea es que aprendamos a identificar los diferentes estilos de comportamiento en la comunicación para potenciar las conductas asertivas y minimizar las otras, ya que estas últimas crean sentimientos negativos en los demás y en nosotros mismos.

        A continuación, analizaremos más a fondo cada una de estas posturas.



EL COMPORTAMIENTO PASIVO O INHIBIDO

        Hace referencia a cuando una persona se expresa de tal manera que no hace valer ni sus opiniones, deseos ni sus propios derechos. No expresa de un modo directo a los demás sus sentimientos, sus necesidades o sus pensamientos, de tal modo que inhibe su comportamiento y no consigue alcanzar su objetivo en la situación o resolverla de manera eficaz. Estas personas respetan en exceso a los demás pero no se respetan a sí mismas. A veces se comportan así por una excesiva sensibilidad hacia los demás o por inseguridad. Pueden ser utilizados por los demás, ya que resulta fácil manejar su comportamiento. Por estos motivos suelen perder autoestima y no están a gusto en sus relaciones interpersonales.

       
        El comportamiento pasivo se caracteriza por:

·      No saber cuáles son sus derechos o no saber cómo defenderlos.

• No tener criterios propios. Quedarse callados y esperar a que   los demás tomen las decisiones por ellos.

• Un habla temblorosa, voz baja que se acompaña de silencios. Acompaña casi siempre en su hablar palabras como: “quizás, supongo, tal vez, realmente no es importante, tienes razón…”.

• Un comportamiento no verbal que se manifiesta en una mirada huidiza y asustada, sin mirar al otro, cara triste y los hombros generalmente encogidos. Gestos desvalidos.

• Trata de negar o quitarle importancia a las situaciones si le cuestionan, e incluso llega a evitar enfrentarse en la discusión, aunque tenga razón.



EL COMPORTAMIENTO AGRESIVO




        Hace referencia a cuando la persona se expresa de tal manera que no respeta los derechos de los demás. Expresa de un modo directo pero inadecuado sus deseos o sentimientos de manera que es probable que consiga sus objetivos en la situación pero a costa de herir o faltar al respeto a su interlocutor, ya que no tiene en cuenta sus puntos de vista ni sus sentimientos.

        La persona agresiva antepone sus deseos, opiniones y necesidades no respetando los sentimientos de los demás. Impone sus criterios para conseguir lo que quiere.

        El comportamiento agresivo se caracteriza por:

• No respetar a las personas con las que se relaciona. Utilizar amenazas, descalificaciones, insultos y desconsideraciones.

  Tratar de dominar a los demás. Querer tener siempre la razón.

 Conseguir lo que quieren hiriendo a los demás, humillándolos o incluso intimidándolos.

   Imponer reglas y querer tomar siempre las decisiones.

  Un volumen de voz muy alto.

   Hablar sin escuchar, utilizando además insultos y amenazas.

• Mantener una mirada desafiante, postura dominante e intimidatoria, una expresión de enfado, gestos extremadamente exagerados, tensión en todo el cuerpo y dedo siempre en alto o amenazante.



EL COMPORTAMIENTO ASERTIVO

        Hace referencia a cuando la persona se expresa de forma que respeta tanto los derechos propios como los ajenos. Supone un estilo de comunicación en el cual se expresan directamente y abiertamente los propios sentimientos, las necesidades, las ideas, los derechos legítimos y opiniones, sin amenazar o agredir a los demás, es decir: respetando lo del otro pero expresando lo propio.

        Estas personas conocen y tienen en cuenta las necesidades, sentimientos y emociones de los demás sabiendo que son las mismas que las suyas. Con su actitud refleja que la persona se gusta a sí misma, se respeta y sabe mantener la calma en las situaciones difíciles. Pero también respeta a los demás.

        El comportamiento asertivo se caracteriza por:

 Hablar honestamente para resolver problemas.

 Estar satisfecho consigo mismo, sentirse con autocontrol.

• Mensajes en primera persona. Expresar opiniones y sentimientos desde el yo: “yo pienso, opino, siento que...”.

• Respetar del mismo modo a los demás. “¿Qué te parece, qué piensas…?”.

• Conocer sus derechos y defenderlos, exponiendo las cosas claras y abiertamente.

• Un habla modulada y fluida sin vacilaciones ni muletillas.

• Nivel de voz conversacional adecuado, mirando a los ojos del interlocutor.

• Un comportamiento no verbal que se caracteriza por transmitir seguridad y respeto, con una expresión de cara tranquila, una mirada directa y un cuerpo relajado.



LA ASERTIVIDAD O LA AUTOAFIRMACIÓN PERSONAL


        La asertividad no es un rasgo de personalidad que unos tienen y otros no. Es un estilo de comportamiento que se manifiesta a través de la comunicación y que, como tal, puede aprenderse.
         Ser asertivo significa confiar en uno mismo, en nuestras opiniones, nuestros derechos, deseos, relaciones, etc. Es lo que definimos como la autoafirmación personal: responsabilizarse uno mismo de sus sentimientos, emociones, pensamientos, opiniones, derechos, y darlos a conocer a los demás. También significa aceptar que los demás también tienen exactamente el mismo derecho a autoafirmarse.

        Hay varias clases de asertividad:

1. La asertividad positiva. Consiste en expresar de forma clara, abierta y sincera el afecto y los sentimientos positivos que se sienten o que le hacen sentir otras personas. Es reconocer todo aquello que le gusta de los demás y ser capaz de expresarlo sin vergüenza y sin miedo.

        Ejemplos de comunicación asertiva positiva:

“Me gusta mucho trabajar contigo”. 
“Haces que todo resulte muy fácil”.
“Estoy feliz de haberte conocido”.
“Siento admiración por ti…”


2. La asertividad negativa. Consiste en saber decir "no" o saber negarse cuando no estamos de acuerdo con lo que nos piden, por ejemplo:

“No voy a ir a esa fiesta”.
“No quiero, no me apetece”.
“No estoy de acuerdo contigo”.
“No, eso no lo voy a hacer...”

       
        También consiste en expresar comentarios o sentimientos negativos cuando la conducta de alguien nos hace sentir mal o nos incomoda, por ejemplo:

“Me molesta que me interrumpas delante de la gente”.
“Me gustaría que me respetaras cuando hablo con alguien”.
“No me parece bien lo me que has hecho”.
“Estoy molesto/a contigo…”


        Esta afirmación negativa, que consiste en expresar lo que nos hace sentir mal y aclararlo para que no vuelva a suceder, ayuda a sentirnos mejor al expresar lo que sentimos y nos ayuda a mejorar las relaciones.


3. La asertividad empática. Consiste en expresar nuestros deseos y sentimientos pero después de haber reconocido la situación y los sentimientos del otro:

“Sé que estás cansado y ya no aguantas más pero yo necesito que ahora me ayudes”
“Sé que puede que no te guste pero quiero decirte algo...”


4. La asertividad progresiva. Comienza cuando, a pesar de los esfuerzos por ser asertivos y empáticos, la otra persona no responde positivamente. Entonces debemos aumentar la firmeza y repetir nuestra postura pero sin ponernos agresivos. Por ejemplo:

“Por favor, te estoy pidiendo que dejes de interrumpirme”.
“Te agradecería que guardaras silencio”.





LOS DERECHOS PERSONALES
        Un gran paso para aprender a ser asertivos es conocer nuestros derechos que como dice Olga Castanyerno están escritos, pero que todos poseemos, y que muchas veces olvidamos a costa de nuestra autoestima”. Reflexiona sobre la lista que hace esta misma autora y piensa si los pones o no en práctica y cómo.




        Estos derechos nos servirán de base para aprender y poner en práctica la asertividad.
 

LAS HABILIDADES DE AUTOAFIRMACIÓN

        Para cultivar una óptima, valiosa y práctica asertividad, tenemos que poner en funcionamiento las siguientes habilidades:

• Hacer y recibir cumplidos

        Mediante los cumplidos se destaca las características positivas de una persona o de la tarea que está realizando. Los cumplidos actúan como refuerzo positivo (recompensa) y hacen las relaciones más agradables: hacen ver que no nos olvidamos de las personas y que se las valora.

        La forma de hacer un cumplido es referirse a alguna conducta, la apariencia o las características de su hijo. Hay que ser específico, diga exactamente lo que le gusta y diga el nombre de la persona a quien se lo dirige. No escatime cumplidos a sus familiares y, en especial, a su pareja e hijos. Ejemplo: “María, me ha gustado mucho que juegues sin pelearte con tu hermano pequeño, estoy orgullosa/o de cómo te has portado esta tarde”.


• Hacer peticiones

        Con hacer peticiones nos referimos a pedir favores, reclamar ayuda, solicitar a otra persona que cambie de conducta; en definitiva, reivindicar lo que se quiere, siempre que respetemos los derechos de los demás.

        Usted debe aprender la habilidad de realizar peticiones de manera que no moleste a quien se lo pida y que acceda a su petición la mayoría de las veces, aunque, ha de tener presente que la otra persona tiene derecho a decir "no". En este sentido, tenga presente:

- Sea directo. No es necesaria ninguna justificación, aunque una explicación ayuda bastante: “Quiero pedirte algo: por favor. ¿Me cambias el turno de trabajo el sábado? Necesito ese día libre”.

- No tome las respuestas negativas como algo personal. Siempre debemos estar preparados para el “no”. El otro tiene un total derecho a negarse.

- No disculparse por tener que pedir algo: “Perdona, no debería pedírtelo...”.

- Volver a repetir la petición o clarificarla, si vemos que no accede a la primera: “Tal vez no me haya usted entendido, necesito el coche para el lunes, quisiera que hicieran todo lo posible para tenerlo acabado el lunes”. Nunca utilizar la amenaza, la coacción, o el insulto para conseguirlo.


• Rechazar demandas: decir "no"

        Cuando se nos hace demandas que consideramos que no son adecuadas o no queremos atenderlas, tenemos que ser capaces de rechazarlas o de decir "no". Para ello contemple lo siguiente:

- Diga simplemente "NO". Puede dar una explicación si lo cree conveniente, pero recuerde, no está obligado a justificarse. Los mejores motivos son los que se basan en sus propios deseos, o puntos de vista: “no me gusta, no me apetece, no me parece bien, no quiero...”.

- Si duda, pida tiempo para meditar la decisión, no se deje presionar, diga: “lo tengo que pensar”.

- No dé excusas, dan pie a que sean invalidadas y es el comienzo del juego de la manipulación. Cuantas más pegas le encuentre usted a hacer lo que le piden, más soluciones le dará su interlocutor para que usted lo haga. Si no tiene ganas de ir, no diga: “es que no tengo coche”, pues le pueden responder: “tranquilo, vamos en taxi”.

- Sepa aceptar las consecuencias de su decisión. La mayoría de las personas se enfadan o disgustan cuando reciben un "no". No intente quedar bien si va a decir "no", confórmese con mantenerse sereno/a  y no ofender a la otra persona.

- Ofrezca una alternativa viable para ambos, si la otra persona le importa y usted desea mantener una buena relación con él/ella.

- Repetir la negativa, en caso de insistencia y de intentos de manipulación por parte de la otra persona (lo que pretende es que se sienta usted responsable de solucionar su situación).


• Mantenerse firme en su negativa

- Se trata de defender su punto de vista, su negativa, su postura con tranquilidad, sin dejarse manipular por aspectos irrelevantes, excusas triviales o la agresividad del interlocutor.

- Debe hacer caso omiso a los intentos de manipulación por parte del interlocutor, este puede recurrir a la buena relación que os une, a hacerle responsable de la situación o a amenazas de posibles consecuencias negativas. No debe dejarse influir por todas estas argucias.

- Repetir, con firmeza, hasta que el interlocutor se convenza de su postura o le ofrezca una alternativa viable.


• Hacer frente a las críticas

        La mejor manera de reaccionar ante una crítica consiste en analizar serenamente cuál es el tipo de crítica que le están haciendo, aceptar las que son justas y defenderse con buenos modales de las injustas. No ponerse nervioso, ni contraatacar con críticas a la otra persona. Reflexionar con claridad para detectar si son adecuadas o no. No sentirse humillado, no deshacerse en justificaciones o excusas. Aceptar serenamente el punto de vista de la otra persona sin creer que éste nos define como personas.

        Hay varias formas de hacer frente a las críticas, por ejemplo, mediante:

- Acuerdo asertivo. Es una técnica para reaccionar cuando recibe una crítica que es una descalificación personal hacia usted y que se basa en un comportamiento suyo que ha podido causar molestia.

Ante estas situaciones usted debe aceptar la crítica, pero subrayando que es su conducta la criticable y no usted como persona. Si le dicen: “eres un irresponsable, por tu culpa he llegado tarde”, puede decir: “no soy irresponsable, es verdad que me he olvidado de la cita, pero tú también te podías haber acordado”.

- Pregunta asertiva. Esta técnica consiste en pedirle más información y aclaraciones a la persona que nos hace la crítica. Son preguntas destinadas a saber a qué se refiere exactamente con su crítica, por ejemplo: ¿a qué te refieres cuando dices que...?

- Defensa asertiva. Con esta técnica se trata de mostrar acuerdo, pero no ceder a lo que se está pidiendo. Al mantenerse firme en su conducta, hará que el otro considere su postura y tenga en cuenta la suya. Mediante esta técnica hace ver que escucha a la persona que le está hablando, pero que no está dispuesto a ceder a su exigencia, puede decir: “es posible que tengas razón, pero de todas formas yo creo que...”, “probablemente estés en lo cierto, pero aun así sigo pensando que...”.


• Expresar molestia, desagrado o desacuerdo

        Consiste en expresar firme y serenamente los sentimientos o reacciones que nos produce una determinada conducta de la otra persona y sugerirle abiertamente que lo reconsidere o cambie. Al hacerlo debemos tener en cuenta:

- No generalizar a toda su persona. Concretar y especificar la conducta que nos desagrada sin referirnos a ella como persona, por ejemplo, decir: “me molesta, o me siento mal, o me disgusta...que me grites cuando me equivoco...”, o “me molesta… que me insultes o descalifiques cuando hago…”; no decir: “me gritas o me insultas porque eres una persona mala…”.

- Pedir un cambio de conducta en la otra persona: “me gustaría que no me observaras tanto cuando hago mi cama, así evitaremos los enfrentamientos y los gritos...”.

- Reconocer empáticamente los motivos o esfuerzos que la otra persona pone en nosotros: “sé que tienes mucha ilusión en que aprenda a hacer la cama como tú, pero dame algo de tiempo...”.

        Debemos tener claro que, con estos derechos y habilidades no se pretenden formar personas egoístas, individualistas, desconsideradas, calculadoras, rebeldes, hipócritas, asociales, etc. Se pretende formar personas abiertas, sinceras, decididas, empáticas, seguras de sí mismas, respetuosas consigo mismo y con los demás, responsables, activas. Personas bien integradas y ubicadas socialmente. Se intenta desarrollar personalidades asertivas, no manipulables y sumisas.



BENEFICIOS DE LA ASERTIVIDAD
EN LA COMUNICACIÓN FAMILIAR

        La comprensión, el desarrollo y la puesta en práctica de los conceptos que hemos visto tienen unos beneficios importantes en la relación entre padres e hijos. La asertividad nos ayuda a prevenir multitud de confusiones y conflictos en la convivencia diaria ya que potencia la autoestima, la seguridad y confianza en nosotros mismos, procurándonos un buen funcionamiento en la relación con los demás, y también con nuestros hijos.

        La asertividad previene la agresividad y el autoritarismo como único modo de resolución de los conflictos; desarrolla el respeto y la capacidad personal para enfrentarse a los momentos difíciles con las personas.

        Muchas veces los padres se enfrentan a situaciones consideradas difíciles o problemáticas en la convivencia familiar. Por ejemplo: cuando expresan la disconformidad con el hijo o incluso el enfado o disgusto, cuando tienen que hacerle una crítica para corregir un comportamiento inadecuado o, sin duda la más compleja de abordar, cuando tienen que decir que "no" o poner límites al hijo.

        En todas estas situaciones no es fácil reaccionar de manera satisfactoria y práctica, siendo lo más frecuente las reacciones automáticas e impulsivas. En estos casos, los padres se sienten a disgusto con su reacción o con el resultado obtenido después: piensan que no tenían que haber gritado o tenían que haberse callado, se sienten mal por haber caído en la agresividad o manipulación, por no haber sabido reaccionar adecuadamente o por no imponerse. Estas situaciones a menudo generan sentimientos negativos como la tristeza, la frustración, el enfado o la ira, y afectan tanto a los padres como a los hijos.

        Cuando estas situaciones se repiten con frecuencia pueden acabar siendo evitadas por los padres, prefiriendo no enfrentarse a ellas para evitar sentirse mal consigo mismo o perder el control; y también evitadas por el hijo, que prefiere mentir para conseguir lo que desea antes que soportar una discusión o una “bronca”.


        El comportamiento asertivo ayuda a mejorar las relaciones familiares, incluso en las situaciones de enfrentamiento de posturas entre padres e hijos, gracias a que estimula un comportamiento controlado y eficaz ante los ataques personales percibidos, evitando las reacciones impulsivas e irracionales. Ayuda a mantener el control y la autoestima, facilitando la consecución de nuestros objetivos en la relación (que nos obedezcan, que nos hagan caso) sin perder el afecto de los demás o el respeto por nosotros mismos (perder el control y sentirnos culpables).

        La asertividad no solo es importante para vuestro bienestar o buen hacer como padres, además es una habilidad de protección para vuestros hijos. Deben enseñarles a ser ellos mismos, a no dejarse manejar por los demás, a proteger su autoestima de las críticas y a sabe escucharles y reaccionar a ellas, a no utilizar la violencia para conseguir las cosas, a tener en cuenta y respetar al otro, a ser responsables de sus actos, etc.

        Es una habilidad que debemos fomentar y estimular, teniendo muy en cuenta que la primera forma de aprendizaje es el ejemplo o modelo que nosotros les podemos ofrecer en casa, con nuestro trato y actuaciones. La forma en que ustedes les expresen o pidan las cosas, cedan o se rebelen ante sus conductas de manipulación, va a ir configurando el estilo de comunicación aprendido por los hijos. Así, se ha comprobado que las conductas agresivas como gritar, amenazar, insultar o manipular, se suelen aprender desde la infancia en casa, a través de la experiencia directa y a través de la observación de los resultados que producen cuando las realizan los demás. Es indudable que las conductas agresivas, en la mayoría de las ocasiones, producen un resultado inmediato en las otras personas: la sumisión, el conformismo o el ceder para evitar el enfrentamiento, por lo que tienden a ser imitadas por los hijos en situaciones de conflicto con iguales, o incluso con los padres o educadores cuando se generan para ellos situaciones de frustración.

        Por otra parte, los padres que preferentemente utilizan un estilo educativo autoritario, agresivo o impositivo en el que priorizan la obediencia como objetivo educativo por encima de otros, dando poco margen a la expresión de la autonomía del hijo, están haciendo indirectamente que éste desarrolle un estilo de comportamiento pasivo, de conformismo u obediencia sin crítica, no sólo a ellos sino también a los demás. Puede que más adelante aparezca en su hijo/a la rebeldía negativa. Al enseñarle a “ser bueno/a sin rechistar”, también le están diciendo que evite toda discusión, que acepte las críticas resignado y que se deje llevar por los demás “que son los que tienen la razón”. Enseñando a sus hijos de esta forma, les dejan poco margen para que tenga criterios propios, que sean independientes, autónomos o una persona asertiva. Esto hace que su hijo adopte lo que anteriormente vimos como comportamiento pasivo: no defender sus opiniones, ideas, intereses y sentirse influido y dominado por los demás; lo que repercutirá negativamente en su autoestima.

        Los aspectos más importantes de la asertividad son el derecho, la capacidad y la habilidad de decir "no" a los demás, de negarnos a sus deseos cuando entran en conflicto con los nuestros o simplemente consideramos que nos pueden perjudicar. Esto es especialmente importante cuando piensen en sus hijos pequeños, que se están formando y que luego de jóvenes y adolescentes se van a ver en muchas situaciones nuevas y desconocidas para ellos ante las que tendrán que decidir qué hacer.

         Si su hijo/a sabe que en ocasiones hay que decir "no" y aprende a decirlo, entones estará mejor preparado/a para DECIR NO:

• A LAS DROGAS
• A CONDUCIR SI SE BEBE.
A todo aquello que a usted, como madre- /padre, le preocupa y que LE GUSTARÍA QUE SU HIJO/A FUERA CAPAZ DE DECIR NO.

        El hecho de que usted sea asertivo es importante para que su hijo pueda aprender a serlo. Uno de los métodos más eficaces de aprendizaje es el seguir un modelo o la imitación.

        Quizá usted piense que si su hijo aprende a comportarse de forma asertiva se estará poniendo en peligro su trabajo y autoridad como padre. Es posible que usted tema que su hijo, con esta forma de comportarse, pueda llegar a cuestionar sus peticiones, la disciplina y las normas que usted le inculque, y utilice la asertividad para librarse de las responsabilidades que le corresponden. Pero eso no es así, usted le está enseñando a ser persona. Por eso, es conveniente que aprenda usted primero a ser asertivo, por dos razones: por una parte, comprobará que la asertividad es más eficaz de lo que ahora cree y así servirá de modelo a sus hijos y, por otra, la asertividad le será útil para manejar adecuadamente esas situaciones que a usted le preocupan, sobre todo cuando su hijo/a llegue a la adolescencia.